EXPERIENCIAS PERSONALES
Desayunos en la playa
Los usuarios de la Residencia Nª Sª de la Caridad y de la Unidad de Estancia Diurna de Sanlúcar de Barrameda han disfrutado este verano de los chiringuitos de la playa
Hacía mucho que no iba a ningún chiringuito, mi vida antes de ingresar en el centro era muy tonta, sin intenciones. Estaba entre personas enfermas, mi madre y mi hermana, y salíamos muy poco a la calle, sólo a merendar o a tomar café.
Recordaba la playa, muchas veces estuve en ella e incluso también en ese chiringuito, pero me encantó volver. ¡Qué bonita la marea baja, las piedras en la orilla y el agua en su inmensidad! Es una cosa que no se ve todos los días. Estaba todo lleno de gente: niños saltando, mayores conversando… y con unas vistas preciosas. En cuanto al desayuno, qué buena está la manteca “colorá”, y nunca había probado el pan con mantequilla y trozos de jamón, que está delicioso.
También ha venido conmigo mi compañera Agustina, que vive sola y que sin la Unidad de Estancia Diurna pasaría el día en casa encerrada. Es además invidente, pero por nuestras descripciones y los olores ha podido imaginar el lugar donde se encontraba. A ella también el encanta la manteca “colorá”, y además, al igual que yo, hacia mucho que no la tomaba. Ahora se lamenta porque la terapeuta le puso poca cantidad: “a mí me gusta con más manteca…jajaja”.
Ella aprovechó para hacerse una foto sola. La ultima que tengo era recién viuda y parecía una vieja, ahora me siento mejor a pesar de tener 83 años y estar cerca de los 84, que cumpliré el 28 de diciembre.
Me reía por dentro recordando un verano en que mi hermano trabajó en un bar en la playa y se quejaba de los coros de mujeres porque cada una pedían una cosa y no paraban de hablar. Ahora era yo una de ellas…
Gracias a la Unidad de Estancia Diurna “Nuestra Señora de la Caridad” mi verano ha sido muy bonito y diferente al anterior, donde no había vida social y sólo tenía una tele donde ver el mundo exterior.