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Siempre nos quedarán las caricias como terapia universal ante el Alzhéimer

Celebración del dia del Alzheimer en la residencia de tercera edad San Juan de Dios

En la residencia de Mayores  “San Juan de Dios” se celebra como un día Grande el día internacional del Alzhéimer. No puede ser de otro modo, teniendo en cuenta que en ella conviven personas con ese tipo de demencia. Esto motiva, sin duda, a todo el equipo técnico y de trabajadores del centro a poner todo el entusiasmo que nuestros mayores se merecen en el desarrollo de muchas propuestas que les hagan disfrutar por todo lo alto de ese gran día, un día que nos toca tan de cerca a todos.

Entre las actividades desarrolladas, destaca el taller con el lema «Olvidando el olvido», cargado de emotividad. También realizamos actuaciones dinámicas como el abrazo terapia, donde recordamos y removemos conciencias  acerca de la importancia que tienen los gestos de cariño para nuestros mayores, esta sensibilidad con la que ni el Alzheimer puede. Por otro lado, en “El Rincón de los recuerdos” se exponen fotos de los mejores momentos de la vida de nuestros residentes, convertidos todos para admiración de los jóvenes de hoy, en verdaderas estrellas del más propio estilo de cine de Hollywood, y que son las que han hecho memorable ese día en la citada residencia.

Los enfermos de alzhéimer inspiran mucha ternura y amor. Cómo no sentir ternura por quién se siente perdido cada día, por quién te mira buscando en ti una familiaridad y reconocimiento que su cerebro bloquea sin piedad, pero que sin duda desbloquea, ante un simple gesto de cariño, una caricia, un beso o un abrazo. Todos ellos gestos, sencillos y fáciles, que infunden un profundo sentimiento de bienestar tanto para el cuidador como para el enfermo. En fases avanzadas de la enfermedad, podemos apreciar como el enfermo ya no tiene la capacidad de mantener largas conversaciones; sin embargo, los gestos de cariño, como los abrazos, los besos, las caricias nos permiten mantener un diálogo de alma a alma, de corazón a corazón, de piel a piel, con una ausencia total de palabras.

«Sabía que llegaría el día en que mi madre no me reconocería por el alzhéimer, pero no al revés». «Que tu propio padre te trate como a una extraña es muy duro de asumir. Te cuesta creer que la persona que conociste ya no está y solo te queda que -en un momento de lucidez- te llame por tu nombre o te haga alguna muestra de cariño. Ahí es cuando te emocionas y te compensa todo el sufrimiento». Son los testimonios de algunos familiares  de enfermos de Alzheimer  que recuerdan, emocionados, cómo es el día a día de estos residentes.

Con estos  talleres todos los trabajadores de la residencia de San Juan de Dios han querido hacer recordar  al mundo, en honor de sus mayores, que son su mayor joya, que las personas que padecen la ya conocida como Enfermedad del siglo XXI podrán dejar de reconocer pero nunca de sentir que nunca olvidemos tan simple y a la vez tan grande detalle.

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