Me llamo María y soy natural de Melilla, ciudad donde el 17 de Julio de 1936 a las cinco de la tarde estalló la Guerra Civil Española. Aquella histórica tarde de verano se sublevaron las tropas españolas.

Entonces,  yo sólo tenía  diez años y vi como se llevaron a mi padre a dependencias policiales por el simple hecho de pertenecer al sindicato de U.G.T. Inevitablemente, acabó en la cárcel.

Con mi padre preso, nuestra vida familiar cambió. Pasé de tener una infancia feliz a estar inmersa en una profunda tristeza, tanto por él como por mi madre. Ella quedó consternada e impotente ante este hecho tal vil.

Al poco tiempo, se llevaron a mis dos hermanos al frente del cual sólo volvió uno. El otro falleció en el frente del Ebro.

Mientras se sucedían estos trágicos acontecimientos y con apenas once años, mis sueños de  seguir estudiando se vieron seriamente truncados. Empecé saliendo antes de tiempo del colegio, con permiso de la profesora, para llevarle a mi padre la comida a la cárcel para, finalmente, tener que abandonarlos. La situación económica en casa era precaria y debía ayudar. Así pues, comencé a trabajar en un taller de costura donde me encontré con chicas jóvenes aunque mayores que yo y la alegría y el entusiasmo volvieron a mí.

Al cabo del tiempo, con veinte años me casé muy enamorada. Pero esta ya es otra historia, no me gustaría cansaros mucho.

Actualmente, con noventa años, resido en la Residencia de Mayores de Diputación donde gracias a Dios he encontrado un feliz descanso.

Me gustaría terminar dando las gracias a todos aquellos interesados en leer mi historia.

Autora: María Pernias