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Uno de los días más bonitos de mi larga vida

Nunca se me olvidará el C.P. Tomás Iglesias

Me llamo Gilberto Olivera Pedro, nacido en la Línea de la Concepción, provincia de Cádiz. Tengo 8 hermanos, 4 hembras y 4 varones aunque ya solo quedamos 4. Tengo 81 años. Vivo en la Residencia de Mayores de Conil. Nunca he sido abuelo pero desde que estoy aquí he sentido que lo soy en más de una ocasión.

Dos veces al año un grupo de niños del colegio Tomás Iglesias vienen a vernos y pasamos toda una mañana juntos. Jugamos, conversamos…¡y nos lo pasamos como niños!. Siempre traen bailes y espectáculos preparados. Me recuerdan a mis sobrinos.

El año pasado fui yo a verlos. Me quedé impresionado. El colegio era muy grande y estaba todo muy bien organizado. Había muchas clases y también me enseñaron el patio. Me llevaron a un salón que era como un teatro. Yo creía que eso no estaba montado para mí, pero sí que lo estaba. Había más de 100 niños dispuestos a escuchar mis historias. Y yo en lo alto de un escenario y con micrófono en mano.

Me preguntaron qué es lo que más me gustaba comer. Me quedé pensativo y ellos estaban deseosos de que yo contestara. Finalmente dije “el arroz con leche” y todos ellos aplaudieron porque el arroz con leche debe ser la comida preferida de todos los niños y mayores.

Todos levantaban la mano para preguntarme cosas y les conté sobre mi colegio que era un patio de casas. Les conté sobre mi infancia, mi trabajo en una tienda de juguetes y mi carrera laboral como pintor. También me preguntaron por las novias pero yo les conté que he sido soltero. Sí he tenido muchas amigas y muy buenas pero siempre me han gustado más las fiestas que las mujeres. Les animé a que hicieran deporte. Cuando yo era joven jugaba en el Galería Club de Fútbol y una vez vinimos a Conil a jugar, cuando todo era campo. ¡Fue un día inolvidable para mí!

Cuando voy por la calle, a veces veo a niños que se hacen señas el uno al otro y luego vienen a saludarme. Son los niños del colegio. No me acuerdo de todos, pero me da mucha alegría que haya niños que se acuerdan de las personas mayores. Le doy las gracias a los maestros y a los alumnos por haberme recibido. No se me olvidará nunca.

Gilberto Olivera Pedro

 

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